Muy posiblemente si usted es joven y su único acercamiento con el fenómeno paramilitar han sido los relatos sesgados de los “medios alternativos”, tiene muchas preguntas sobre lo dicho por Salvatore Mancuso en las audiencias pública de verdad en la Justicia Especial para la Paz (JEP).
Mancuso, alias triple cero, fue uno de los comandantes de los Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), luego conocidas como Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Hizo parte del bloque Córdoba y Catatumbo, a quienes se les acusa de más de 25.000 muertes. Aunque el relato del paramilitarismo en Colombia parece solo centrarse en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, la realidad muestra que existieron células de estos grupos desde los 70. Gobiernos mezquinos que vieron la “solución” a sus problemas armando a campesinos y sociedad civil que estaba cansada de los abusos de las guerrillas que día con día avanzaba en su plan para hacerse con buena parte del territorio.
Sin embargo, también hay que entender que la poca presencia del Estado y la falta de garantías en los pueblos liberales, dieron origen a las propias guerrillas. Un Estado que jamás ha estado, gobiernos centralistas a los que poco preocupa que colombianos y colombianas sean asesinados, siempre y cuando la sangre no llegue a Bogotá.
Desde Guillermo León Valencia, presidente entre 1962 y 1966, donde nacen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL) hasta Cesar Gaviria (1992 – 1994), los presidentes sabían perfectamente de la existencia, extensión y acumulación de poder por parte de los paramilitares, pero nadie decía nada. Incluso es el mismo Cesar Gaviria quien crea y legitima, junto a Rafael Pardo, las cooperativas de vigilancia y seguridad privada para la defensa agraria o Servicios Comunitarios de Vigilancia y Seguridad Privada, mejor conocidas como CONVIVIR. No obstante, el nombre fue lo que cambio en el tiempo. Desde aquel nefasto Decreto 3398 de 1965 y la ley 48 de 1968, por el cual se organiza la Defensa Nacional, se abrió la puerta para la conformación de grupos civiles armados por el Ejército.
Aun así, existe en la corta memoria de los colombianos más jóvenes la falsa idea que a penas a comienzos de siglo, un grupo de terratenientes y ultraderechistas deciden armarse y ser iguales, o peores, que aquella guerrilla que buscaban "exterminar".
Los mismos relatos de alias triple cero muestran como el Estado, la Policía y el Ejército respaldaban la guerra sucia y la estigmatización en contra de la sociedad civil que decidía alzar la voz ante el abuso de poder. “Yo tenía chapa de la policía cívica, tenía radios que nos dio la Policía y el Ejercito”, expresó Mancuso.