El pasado martes 18 de octubre el Senado tuvo el deber de elegir quién sería la magistrada o el magistrado que reemplazaría a Gloria Stella Ortíz, quien ya finalizó su periodo. La elección se realiza de la siguiente manera: la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado y el Presidente de la República son los encargados de presentar ternas al Congreso, el cual, en últimas, elige quién ocupara dicho cargo mediante votación.
Frente a la salida de la magistrada Ortíz, la encargada de hacer la terna fue la Corte Suprema de Justicia. Esta estuvo compuesta por: Sonia Patricia Téllez, exprocuradora delegada; Barbara Liliana Talero, exmagistrada auxiliar; y Juan Carlos Cortés, exviceprocurador. Este último, quien es egresado de la Universidad del Rosario, fue el ganador en una elección cantada.
Ante esto es normal preguntarse cómo estará, entonces, compuesto este órgano. En primer lugar, esta elección termina con la histórica (y más que necesaria) primera etapa con mayoría de mujeres en la Corte. Con la llegada de Cortés serán cuatro magistradas frente a cinco magistrados. En segundo lugar, se refuerza el bloque liberal. La Corte tendrá una clara tendencia progresista y pro Acuerdos de Paz en contraste con una minoría conservadora y reacia a estos temas.
Pero, ¿por qué es importante mencionar estos elementos si la intención de la Corte es que sea un órgano apolítico? Pues porque claramente no lo es, ni tiene porqué serlo: la idea de analizar las decisiones de la Corte como una discusión de “razón” y “lógica”, en vez de argumentos ideológico y políticos, ha nublado por completo la comprensión y cercanía que deberían tener las ciudadanas y los ciudadanos con esta entidad.
Los medios de comunicación no dan la importancia que amerita la elección de un magistrado de la Corte Constitucional. La misma entidad que en los últimos años ha tenido que manifestarse en defensa de temas tan importantes como la Paz en Colombia, el derecho a la muerte digna, el derecho al aborto, la igualdad de género, entre otros. Y que en los próximos años tendrá el deber de aportar a la materialización de estos avances logrados en los últimos años.
Así mismo, los nueve magistrados de turno tendrán la última palabra respecto a las reformas que intenten realizarse en Colombia. Con el notable cambio en la tendencia política del país no hay que perder de vista que los afanes por realizar cambios y las ligerezas del presidente, Gustavo Petro, deberán pasar por la Sala Plena para interpretar si son acordes o no a la Constitución.
Las interpretaciones en derecho no son cerradas, por esto cobra cada vez más importancia saber quiénes son los que tendrán esa última palabra. Cortés, como ya se mencionó, es de corte liberal, aunque recibió clases del actual magistrado Jorge Enrique Ibáñez, de corte conservador. Esto, según él, le servirá para ser un puente entre todos los magistrados. También ha simpatizado con el gobierno de Gustavo Petro y apoya la creación del Ministerio de la Igualdad.
Luego de una activa campaña en el Senado para lograr ser magistrado, ganó con 84 votos a favor, lo cual se distancia de los 4 votos de Sonia Téllez y 3 de Bárbara Talero, sus rivales en la terna. Logró el apoyo de la bancada de gobierno: Pacto Histórico, Liberales, Conservadores y La U; además del de algunos senadores de Cambio Radical, resaltando que tuvo el apoyo de Vargas Lleras.
Su elección deja varias inquietudes no por su competencia para el cargo ni mucho menos, sino por su activo lobby. En primer lugar, porque mostró la realidad de las elecciones en el Senado. La otra candidata, Barbara Talero, afirmó que varios senadores se negaron a darle cita porque ya habían cantado su voto, sin conocerla. En segundo lugar, por la, al menos aparente, contradicción entre sus votantes.
Su tendencia liberal explica varios apoyos, pero surgen preguntas respecto a, por ejemplo, los conservadores. El senador German Blanco afirmó que Cortés representa sus ideales “pro-vida”, familia y libertad. Sobre todo el primer ideal, al que se refiere el senador Blanco, es el que genera más inquietud. Como se dijo anteriormente, la Corte tiene el deber de proteger y materializar, por ejemplo, los derechos sexuales y reproductivos de la mujeres y las personas menstruantes, lo cual pugna categóricamente con lo que coloquialmente se ha llamado “provida”.
También es posible que las declaraciones del senador Blanco sean meras ligerezas por las cuales no inquietarse, y el voto se explique en el rol que asumieron los conservadores como partido de gobierno, a pesar de las críticas por la evidente dicotomía. Esta teoría parece reforzarse con su discurso ante el congreso, previo a las elecciones donde dijo: «Soy un convencido de la necesidad de deconstruir las practicas patriarcales y esto arranca en lo personal, en la casa, en el colegio, en las instituciones».
Pronto Cortés se posesionará como magistrado y podremos ver su rol y su tendencia política en la práctica. Durante los próximos ocho años será uno de los nueve votos de esta entidad. En el corto plazo quedará por ver como esta nueva pieza cambia o no la tendencia de la Corte, la cual tendrá que decidir, por ejemplo, sobre la reforma agraria, la “Paz Total” o la reforma pensional.
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