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¿Cómo se cocina una crisis bancaria?

15 de septiembre de 2008. El banco de inversión Lehman Brothers, un gigante curtido en mil batallas, que sobrevivió incluso a la gran depresión y a las guerras mundiales, se declara en bancarrota, y con esta noticia, el sistema financiero recibe el último de los muchos golpes que lleva aguantando desde el 2007: empieza la Gran Recesión. En el transcurso de las siguientes semanas, la FED y el gobierno estadounidense llevan a cabo los mayores planes de rescate de la historia, pero ello no impide que la banca pase por las peores semanas de la historia, y consecuentemente, la crisis financiera termina convirtiéndose en una crisis real, con el desempleo llegando a altos históricos y el PIB registra crecimiento negativo durante todo el siguiente año. 15 años han pasado, y hace tan solo un mes, el miedo a que se repita la historia aflora en todo el mundo: el Silicon Valley Bank (SVB) se declara en quiebra, y por efecto contagio, lo sigue el Signature bank; al mismo tiempo, al otro lado del atlántico, el Credit Suisse está a punto de caer presa de un pánico muy justificado, pero la bomba se desactiva a tiempo gracias que el banco UBS absorbe a la entidad; no obstante, la tormenta no ha acabado, porque hay otro banco que cada vez pierde más confianza del público: el Deutsche Bank, el banco más grande de la economía más grande de Europa. Con esto escenario, surgen varias preguntas: ¿cómo se quiebra un banco? ¿Qué acciones pueden facilitar la caída? ¿Qué ha pasado con la tormenta financiera de este año? Y quizá la más importante, ¿es posible una nueva gran recesión?

La respuesta corta a la primera pregunta es simple: un banco se quiebra cuando tiene problemas de liquidez, es decir, dinero fácilmente cambiable que sirve para cumplir con sus obligaciones; la aclaración de “fácilmente cambiable” es importante, porque puede que un banco (o cualquier agente económico, la liquidez es un concepto universal) tenga inversiones y títulos con buenos rendimientos, pero no le sirven para pagar a sus acreedores: ellos solo aceptan su dinero. En el momento en el que corre la noticia de que un banco tiene problemas de liquidez, se forman los famosos pánicos o “corridas” bancarias, episodios de histeria colectiva en los que los depositantes del banco corren a retirar todos sus ahorros antes de que los pierdan; naturalmente, el banco solo guarda una parte del capital en sus reservas, ya que el resto está prestado o invertido. Como resultado, el banco no es capaz de cumplirle a sus clientes, lo que significa una sola cosa: el banco está quebrado.

Las corridas bancarias son producto del miedo del público, una profecía autocumplida en la que el temor a que el banco quiebre es lo que lo hace quebrar, y si bien es cierto que hasta el banco más saludable es vulnerable a la histeria, también hay una realidad: las profecías autocumplidas siempre tienen una base. Esta base suele ser una noticia mil veces vista: “‘x’ banco se excedió al tomar riesgos y perdió su inversión”, o “manejos ilegales de los depósitos por parte de los directivos dejan a ‘z’ institución con problemas de caja”, y muchas veces, la noticia va acompañada por un pedido del propio banco de un auxilio de liquidez; con semejante panorama, ¿cómo no van a temer los acreedores a perder sus ahorros?

Pues bien, esto es lo que ha pasado en marzo de este año. El SVB y el Signature eran bancos enfocados a la inversión en Start-Ups tecnológicas, un negocio arriesgado por naturaleza que generó muchas pérdidas a los bancos desde el año pasado debido a las muchas convulsiones del sector, como el crypto-invierno, las dudas sobre el Meta universo, y los problemas de Tesla (en el caso del SVB, también vale destacar que la subida de tasas llevada a cabo por la FED se tradujo en mayores costos de uno de sus activos, irónicamente, más seguros: bonos de tesoro); como consecuencia de estas inversiones riesgosas, ambos bancos afrontaron problemas de liquidez, y cuando las autoridades anunciaron una intervención, ya no había manera de evitarlo: los clientes corrieron a sacar sus ahorros, y ese fue el fin del SVB y el Signature. En cuanto a Credit Suisse y Deutsche, la historia es similar pero con algo extra: investigaciones por actuaciones ilegales; el Credit terminó siendo absorbido por UBS, otro banco suizo, mientras que Deutsche está bajo la lupa del BCE y las autoridades alemanas. Pero ahora, visto lo visto, ¿nos encontramos ante una nueva crisis como la del 2008?

Pues lo más probable es que no, y para entenderlo, hay que conocer el origen de la Gran Recesión. A finales de los 90, el mercado financiero se encuentra en medio de un frenesí de actividad gracias a dos sucesos. El primero es el programa de vivienda asequible impulsado por la administración de Bill Clinton: para pedir una hipoteca, ya no habrá que pasar por una evaluación exhaustiva de perfil, y además, las tasas de interés son muy bajas; en principio, la ley funciona más como una directriz para los bancos públicos Freddie Mac y Fannie Mae, pero al poco tiempo los bancos privados se suben al barco de las hipotecas “subprime”, llamadas así por su alto riesgo; a partir de este momento, se comienza a formar una burbuja inmobiliaria donde los precios de la vivienda crecen exponencialmente, y la valoración de las hipotecas es literalmente “basura” debido al alto riesgo de los deudores. La situación llegó hasta el absurdo de que una misma persona podía tener más de dos hipotecas incluso estando desempleada; sin embargo, la fiesta se mantuvo porque los intereses seguirían siendo bajos hasta el tercer trimestre de 2007. El segundo factor detrás de la crisis del 2008 fue la desregularización bancaria que permitió mezclar actividades de banca comercial con la de inversión; fue por este camino que los grandes bancos de inversión como Lehman Brothers se hicieron con las hipotecas basura: las compraban como un título más para su portafolio a los bancos comerciales que necesitaban más dinero para dar hipotecas.

Pero nada dura para siempre. Cuando llegó el tercer trimestre de 2007, las tasas volvieron a su nivel normal, y los deudores ya no fueron capaces de cumplir con sus obligaciones. Millones de hipotecas se declararon impagadas, y los bancos de inversión sufren un descalabro monumental al no recibir la paga por dichos productos; un año después, Lehman Brothers cae junto a muchos otros, el gobierno se apresura a impedir un colapso total del sistema financiero mundial, y la crisis llega a la economía real, golpeando a millones de familias en el proceso.

Ahora, en 2023, nos enfrentamos a un pánico bancario, y de hecho, el valor de la quiebra del SVB es mayor a la de Lehman, pero entonces, ¿por qué no nos encontramos ante una nueva Gran Recesión? La respuesta se encuentra en la diferencia entre ambos tipos de banca: la interconectividad. En el 2008, la manzana podrida fueron las hipotecas subprime, pero los efectos no se limitaron a ese sector. Cuando Lehman y otro quebraron, no solo se perdió el dinero de las subprime, sino de todas las otras inversiones que los bancos tenían; una crisis inmobiliaria se convierte en escasez de recursos para las empresas, otros bancos pierden inversiones que tenían entre ellos, y si se suma la perdida de ahorros de los ciudadanos, se entiende por qué el efecto contagio golpeó a toda la economía. En cambio, el SVB y el Signature eran bancos muy focalizados en su sector tecnológico, y no se encontraban tan interconectados con el resto del sistema; por supuesto que se sentirán consecuencias, en especial en el propio Silicon Valley que deja de tener una fuente de financiamiento, pero el resto del sistema financiero aguantara: será un golpe muy focalizado. Por otro lado, más preocupante puede ser la situación en Europa: la bomba del Credit se ha desactivado, pero el futuro de Deutsche, más grande y peligroso, aún está en veremos. Sin embargo, aún queda la esperanza de que las enseñanzas de la Gran Recesión (enseñanzas que le valieron el Nobel al governor de la FED del momento, Ben Bernake, junto a otros dos economistas) nos guíen en esta nueva prueba. Las leyes son más estrictas, existen varios mecanismos de apoyo, y a diferencia de la ceguera de la burbuja inmobiliaria de los 2000, hoy el mundo observa a los bancos, vigilando que con sus movimientos no vuelvan a poner en vilo el frágil equilibrio de la economía.

PD: los invito a estar atentos a las publicaciones de Enclaustrados, ya que próximamente saldrá un artículo que continua el tema de hoy a través de uno de los temas más polémicos alrededor de la banca: los rescates financieros, además de presentar una alternativa a las medidas que hoy existen.












Bibliografia:

· BBC News Mundo. (2009, 2 septiembre). Cronología de una crisis. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/economia/2009/09/090902_aftershock_timeline_noflash

· BBC News Mundo. (2023a, marzo 14). Silicon Valley Bank: 3 diferencias entre el colapso de esta entidad financiera y la crisis bancaria de 2008. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-64959870

· BBC News Mundo. (2023b, marzo 20). Qué está ocurriendo con la banca mundial y cuán preocupante es la situación. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-65021099

· VisualEconomik. (2022, 2 junio). La Historia Olvidada de la Gran Crisis financiera - VisualEconomik [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=F0RgUbebR00

· VisualEconomik. (2023, 2 abril). ¿Cómo de cerca está el COLAPSO financiero MUNDIAL? - VisualEconomik [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=Bo-O8Qh85-g



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