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El simplismo de la analogía entre nazismo/fascismo y comunismo.

El día jueves la Policía Nacional volvió a dar de que hablar con un nuevo escándalo. Ayer la Escuela de la Policía Nacional Simón Bolívar de Tuluá, Valle del Cauca, realizó una semana de internacionalización, evento en el cual, para recrear al país de Alemania, varios uniformados de la institución se disfrazaron de nazis y de Adolf Hitler. El hecho llevó a que las Embajadas de Alemania e Israel en Colombia manifestaran su rechazo y exigieran una disculpa por parte de la institución. Sin embargo, la discusión sigue desarrollándose en el ámbito público, y el día de ayer un periodista criticó los hechos, pero hizo un llamado de atención sobre la supuesta doble moral de los detractores del actuar la policía, ya que éstos criticaban el nazismo pero no el comunismo.



Este artículo no pretende instaurar ninguna defensa de una ideología como el comunismo, de la que vale aclarar soy acérrimo crítico, pero sí pretende, mediante argumentos objetivos y jurídicos, explicar el error de argumentar asemejando ambas ideologías (una clara falacia de falsa equivalencia). Estas ideologías sí comparten algo, y es ser todo lo contrario al liberalismo: ambas plantean borrar la esencia del individuo y arrastrarlo al colectivo, sea el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán y su raza aria, o el Partido Comunista y su proletariado. El primero plantea la extinción de las demás razas e ideas contrarias al partido, y el segundo la eliminación del mercado y derecho a la propiedad privada, por tanto, de la libertad de crear empresa.


Es un postulado fundamental en el derecho la frase “una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa”. Así pretendo explicar la diferencia entre lo que es genocidio y homicidio y los postulados de cada ideología. Esto con el fin de entender por qué el nazismo genera y debe generar más rechazo que el comunismo en la esfera de una sociedad democrática. Antes de comenzar, es importante resaltar que el uso de emblemas Nazis por parte de privados no es un delito como ocurre en Alemania e Israel, y que al igual que en la mayoría de los países esta práctica es respaldada por la libertad de expresión, al igual que el uso de emblemas comunistas y socialistas.


Primero, ¿qué es genocidio y qué es homicidio? Es necesario entender que todo genocidio implica homicidio pero que el homicidio no implica al genocidio. El genocidio surge como delito de lesa humanidad al finalizar la Segunda Guerra Mundial, ya que existía un conocimiento público de los horrores del Holocausto Judío, que cobró la vida de 6 millones de personas pertenecientes a esta religión. Específicamente, el delito surge en 1948 con la promulgación de la ONU de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, que define genocidio como: “cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso". Y subrayo dichos grupos porque ahí es donde recae la mayor diferencia entre lo que es el fascismo y el comunismo. También es importante saber que las siguientes conductas no son excluyentes, aunque solo una ya constituye el delito de genocidio, y son:


a) Matanza de miembros del grupo;

b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo (tortura);

c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial;

d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo;

e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.


Ahora, existe otro delito que es la apología al genocidio, este consiste en: “El que por cualquier medio difunda ideas o doctrinas que propicien, promuevan, el genocidio o el antisemitismo o de alguna forma lo justifiquen o pretendan la rehabilitación de regímenes o instituciones que amparen prácticas generadoras de las mismas.” Es importante aclarar que esta conducta solo será delictiva como forma de provocación, y si por su naturaleza y circunstancias, constituye una incitación directa a cometer un delito. Es decir, el solo portar un uniforme nazi o una esvástica no constituye dicho delito.


El otro delito es el homicidio, que en palabras simples y concisas es “el que matare a otro”, es decir arrebatarle la vida a un ser humano. Y así es que expongo el siguiente punto: las víctimas de los regímenes socialistas fueron causadas por las políticas económicas de las dictaduras, que generaron hambruna, y adicionalmente por el homicidio o reclusión de los opositores al régimen (grupos políticos). Así, las dictaduras socialistas no cometieron el delito de genocidio en términos internacionales como sí ocurrió con el nazismo. Sin embargo, sí perpetraron homicidios, al igual que otro tipo de dictaduras como la de Pinochet en Chile o Saddam Hussein en Irak. Además, es importante mencionar que a diferencia de la ideología fascista las bases ideológicas comunistas no mencionan el asesinato de sus opositores. El Manifiesto Comunista habla de la eliminación de la propiedad privada mediante el uso del aparato Estatal, con políticas de expropiación por ejemplo. Todo esto con el fin de entregarle los medios de producción al proletariado, eliminando las utilidades de las empresas privadas y el concepto de burguesía como clase social dentro de las comunidades humanas. Marx nunca mencionó entonces el asesinato como un medio, cosa que Hitler sí contempla en lo que puede considerarse el Manifiesto del Nazismo (Mi Lucha), en el que se contempla el exterminio de la raza judía, los ideales liberales y el comunismo mediante el asesinato y prácticas eugenésicas para instaurar la “supremacía” de la raza aria y el poder del Partido Nazi.



En lo que respecta a Colombia, el delito de genocidio en nuestro Código Penal (Ley 599 del 2000) sí contempla dentro de las posibles víctimas a los grupos políticos. La introducción de esta categoría dentro del tipo penal en nuestro ordenamiento (una diferencia sustancial con el derecho internacional), se debió a que el Estado, junto a grupos paramilitares (AUC), llevaron a cabo una política de exterminio hacia la mayoría de los miembros de un partido político (Unión Patriótica) conformado por exguerrilleros que tomaron la idea democrática de rechazar la lucha armada para entrar en el debate político.


Así, es irónico que utilicemos la introducción de “grupo político” al tipo de genocidio en nuestro ordenamiento para asemejar el comunismo al nazismo. Y que usemos dicho argumento como crítica al comunismo cuando la inclusión de ese elemento normativo se debió a una necesidad de reconocer la violencia sistemática estatal y social contra grupos sociales de esas tendencias ideológicas.


Por último, hay que recalcar que todo régimen autoritario debe ser rechazado, y que el homicidio y el genocidio son aún más condenables cuando son perpetuados por el Estado, sea cual sea la ideología del gobierno. Es inimaginable entonces que una institución como la Policía hiciera apología al nazismo cuando esta debe ser un pilar del Estado Social de Derecho; teniendo además en cuenta que este tipo de actuaciones debilitan nuestras relaciones internacionales con países clave como Alemania e Israel. Sin embargo, es todavía más preocupante la desatención de las críticas de la sociedad, causando una institución responsable del debilitamiento de su propia legitimidad y confianza. Y finalmente, es un error la analogía del comunismo al nazismo entorno al genocidio como argumento de condena al socialismo, y aún más grave como defensa del fascismo.


Nota: La información expresada en este artículo no compromete la voluntad de la Universidad del Rosario ni del Periódico Enclaustrados.

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