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Feminismo hoy: razones para luchar, motivos para marchar

Llegó el tan esperado 8 de marzo, una jornada que cada año conmemora la lucha de las mujeres trabajadoras. Su historia es extensa y no se reduce a un anacronismo histórico sobre mujeres quemadas en una fábrica. A principios del siglo XX, en un contexto de explotación laboral, largas jornadas y ausencia de derechos políticos, mujeres obreras y líderes feministas, muchas de ellas con principios socialistas, comenzaron a movilizarse. En 1908, miles marcharon en Nueva York exigiendo mejores condiciones laborales y derecho al voto; en 1910, la comunista Clara Zetkin propuso la creación del Día Internacional de la Mujer Trabajadora; y en 1917, una protesta de mujeres en Rusia desencadenó la Revolución de Febrero. Décadas después, en 1977, la ONU reconoció oficialmente el 8 de marzo como una fecha clave en la lucha por la igualdad.


Sin embargo, más de un siglo después, la precarización laboral, la brecha salarial y la violencia de género siguen vigentes, recordándonos que esta jornada no es una celebración, sino un acto de resistencia. En este contexto, muchas de nosotras crecimos en un entorno donde el 8 de marzo nos fue inculcado desde la educación y la cultura mediática como un día de festividad. Hoy, las generaciones Z y alfa resignificamos esta fecha: más allá de las marchas y protestas, comprendemos que el Día de la Mujer no es una ocasión comercial, sino una jornada de memoria y reivindicación de derechos.


A principios de la década de 2010, surge la cuarta ola del feminismo, un movimiento que encontró en la tecnología, el Internet y las redes sociales herramientas clave para la visibilización y denuncia de la violencia de género y las desigualdades estructurales. A través de tendencias virales como #MeToo, #8M, #NiUnaMenos y #TimesUp, el activismo digital cobró una fuerza sin precedentes, amplificando las voces de denuncia de mujeres en todo el mundo.


No obstante, la cuarta ola del feminismo no se ha limitado al activismo digital. Hoy atraviesa un proceso de transición y resignificación, en el que el feminismo blanco, hegemónico y neoliberal resulta insuficiente para responder a las demandas sociales actuales, especialmente en el Sur Global. De esta forma, han cobrado mayor relevancia los enfoques decoloniales, anticapitalistas e interseccionales, que buscan representar las realidades de mujeres racializadas, migrantes e indígenas. Desde el feminismo comunitario, estas mujeres pueden construir soluciones a sus propias problemáticas sin la intervención de actores externos que, con sesgos y valores duales, imponen perspectivas ajenas a sus contextos.


Asimismo, es fundamental reconocer la inclusión de los feminismos trans, después de décadas en las que solo las mujeres cisgénero eran consideradas "legítimas" para participar en estos espacios. En esta nueva era, buscamos dar visibilidad y reconocimiento tanto a los feminismos trans como a las luchas de la comunidad LGBTIQ+, entendiendo que la opresión de género no afecta únicamente a las mujeres cis. Por otro lado, es necesario seguir debatiendo sobre la abolición de la prostitución, ya que muchas mujeres continúan siendo víctimas de un sistema sexista y patriarcal que las explota, violenta y estigmatiza. Al mismo tiempo, es crucial cuestionar cómo la industria del entretenimiento y del consumo ha convertido la causa feminista en una estrategia de mercantilización, vaciando su contenido político mientras sigue perpetuando prácticas explotadoras.


Ahora bien, teniendo en cuenta el contexto del 8M y sabiendo que una de sus principales razones de inicio fue la explotación laboral, nos cuestionamos si en realidad ha ocurrido un cambio significativo y sustancial –hablando de la vida de la mujer— desde esa época hasta el día de hoy. En el siglo XX las mujeres sufrían de discriminación de género, donde tenían que trabajar 16 horas al día, en las cuales, obtenían una remuneración menor que la de los hombres, implicando un mayor esfuerzo que los mismos.


En la actualidad, un claro ejemplo de discriminación por genero son las limitadas oportunidades que tienen las mujeres en los procesos de selección laboral, ya que, a pesar de estar más preparadas y capacitadas para los puestos de trabajo, los hombres terminan obteniendo la mayoría de estos puestos. Por otro lado, y siendo tema fundamental de este escrito, las mujeres además de cumplir con un horario laboral de 8 horas diarias (como es lo habitual tanto para hombres como para mujeres), deben cumplir con un horario doméstico externo que incluye limpiar, ordenar, lavar, planchar, cocinar, cuidar el hogar, criar, enseñar, acompañar y demás, actividades que generalmente no son divididas entre los dos pilares de la familia (padre y madre) y creando así, un horario “laboral” más extenso para las mujeres. Es por eso por lo que las mujeres no podemos disfrutar plenamente de nuestros derechos sin que antes haya un cambio significativo en el pensamiento patriarcal sobre la distribución del trabajo doméstico, que rara vez es objeto de discusión en temas de igualdad de género y de derechos.


El cuidado infantil y el cuidado del hogar son responsabilidades que deben nacer a partir de los valores y principios de la familia, no desde la carga que se le ha atribuido a la mujer por ser mujer. En línea con lo anterior, uno de los conceptos del fundamentalismo feminista es la creencia firme en la igualdad de género y, en la necesidad de eliminar todo tipo de discriminación basados en sexo y género. Desde esa perspectiva, considero pertinente realizar en el matrimonio una repartición equitativa de los roles del hogar, en la que se erradique cualquier tipo de subordinación de la mujer. Además, consideramos que el concepto de "hogar" debe reformularse para aspirar a un espacio de belleza, paz y bienestar compartido. Todo esto sin olvidar que en la mayoría de los casos de las familias y específicamente en Colombia, el abandono del hogar es por parte del ser masculino, así haciendo que la mujer aparte de intensificar su horario de trabajo doméstico deba tener que cargar económicamente al 100% en el hogar, sin dejar atrás las consecuencias familiares, psicológicas y físicas que conlleva esto.


Es así como durante décadas, estas actividades han sido invisibilizadas y subvaloradas, aunque son esenciales para el funcionamiento de la sociedad. En América Latina, las mujeres dedican el doble de tiempo que los hombres a estas tareas, lo que limita su acceso a empleos formales y de calidad. En Colombia, esta brecha es aún mayor en comunidades rurales y en hogares monoparentales encabezados por mujeres, donde la falta de apoyo estatal agrava la precariedad. Según el Servicio Público de Empleo, los hombres dedican 21.7 horas semanales a actividades reproductivas y del cuidado del hogar, mientras que las mujeres destinan 50 horas a estas labores. Esto demuestra que las mujeres dedican más del doble de tiempo que los hombres a las labores domésticas, lo que limita su disponibilidad y oportunidades para insertarse y progresar en el mercado laboral.


Algunos países han impulsado políticas para reducir estas desigualdades. En Suecia, por ejemplo, las licencias de paternidad son amplias, lo que fomenta la corresponsabilidad en el cuidado infantil. En Argentina y Uruguay, los sistemas de cuidado público han permitido que más mujeres accedan al empleo sin sacrificar la atención de sus hijos. Sin embargo, en Colombia, aunque existen programas de subsidios y guarderías, estos son insuficientes y muchas mujeres siguen enfrentando la doble jornada laboral sin una red de apoyo. 


Pero la lucha feminista en América Latina y en el mundo no solo se centra en el ámbito doméstico y laboral, sino que también ha evolucionado hacia un movimiento de justicia social. La Marea Verde ha logrado cambios significativos en las legislaciones de varios países. Por ejemplo, en Colombia, en el año 2022, se logró la despenalización del aborto hasta la semana 24. Francia se convirtió en el primer país del mundo en incluir el derecho al aborto en la constitución. Colombia prohibió el matrimonio infantil. Panamá, Argentina y México son los tres países de Latinoamérica en donde se ha aprobado la Ley Olimpia. Siete estados de la república mexicana despenalizaron el aborto. Cuatro países han nombrado por primera vez a una mujer como presidenta. La Corte Interamericana de Derechos Humanos señalo el aborto como un servicio de salud pública.


A pesar de los avances en Colombia, persisten desafíos significativos en la lucha por la igualdad de género. En 2023, se registraron 630 feminicidios en el país, lo que equivale a casi dos crímenes de este tipo cada día. Además, cada día, en promedio, tres mujeres fueron asesinadas, 101 resultaron lesionadas por su pareja y 46 niñas fueron víctimas de agresión sexual. En el ámbito laboral, el 30,4% de las mujeres mayores de 15 años no contaba con ingresos propios en 2023, en contraste con el 11,7% de los hombres, evidenciando una persistente brecha económica. Las mujeres dedican, en promedio, 7 horas y 44 minutos diarias al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, mientras que los hombres destinan 3 horas y 6 minutos, lo que limita su plena participación en el desarrollo económico, social y ambiental del país. En términos de participación política, aunque se han implementado programas para reducir desigualdades, las mujeres siguen estando subrepresentadas en cargos de elección popular. Estos datos reflejan la necesidad de continuar exigiendo igualdad y promoviendo políticas que garanticen una participación equitativa de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad colombiana.


La lucha sigue siendo necesaria, especialmente cuando cada vez más personas, criadas en una sociedad machista, deslegitiman el movimiento feminista, acusándolo de ser “hembrista”, “vandálico” o de no representarlas. Se idealiza el feminismo del pasado como el único “verdadero”, ignorando que en esas épocas también se practicaba la iconoclasia y otras formas de protesta consideradas “violentas”, porque las vías pacíficas históricamente no han sido suficientes para ser escuchadas. Al mismo tiempo, se banaliza la lucha con burlas y desinformación, como ocurrió con la supuesta conmemoración del fallecimiento de Akira Toriyama el 8 de marzo, cuando en realidad murió el primero de marzo, un intento más de desviar la atención de las reivindicaciones feministas. Mientras persistan la opresión, la desigualdad, la violencia y el maltrato, la lucha nunca será suficiente, y no descansaremos hasta que la equidad sea una realidad. Este día, además, es un momento para reconocer y agradecer a aquellas mujeres que lucharon y dieron su vida para que hoy podamos gozar de derechos fundamentales que antes nos fueron negados.


El feminismo no se debe generalizar. Cuenta con diferentes ramas: feminismo socialista, radical, decolonial, liberal, interseccional, ecofeminista y antiespecista. Sorprendentemente esto aún se desconoce por muchas personas. Así se puede evidenciar un desconocimiento a la historia de la mujer, ya que dentro de la educación solo se enseña, generalmente, una cara de la historia, creando así un sesgo automático en el desarrollo de futuras generaciones. Rara vez se incluye la enseñanza de las olas feministas, criticas sociales sobre la problemática de género, escritos hechos por mujeres, lucha feminista en la actualidad, y ¿por qué? Si esto sigue siendo parte de nuestra historia, la cual es importante de enseñar, ya que esto nos hace recordar dignamente nuestro pasado y la memoria histórica que buscamos preservar, sin que se vea solo una perspectiva. Claudia Sheinbaum dijo en uno de sus discursos que “el silencio histórico es una forma de violencia que somete, aniquila y determina un presente” afirmando así que uno de los cambios debe provenir también de la educación sobre estos temas -sin que se excluyan a los hombres del aprendizaje- para lograr una concientización, tolerancia y empatía general y global.


El problema no son los hombres, el problema es el machismo y quien lo promueve, practica y fomenta. El problema no es el apoyo del hombre en nuestra lucha y movimiento, el problema es que quieran apropiarse del movimiento como si estos vivieran lo que como mujeres nos toca vivir día a día. El problema es que a las niñas se les enseña a “no dar papaya”, cuando la enseñanza se les debe dar a quienes creen que un “piropo” es un halago y no un acoso. El problema es que a las niñas se les debe enseñar defensa personal, en vez de enseñarles al otro género a que a un ser humano no se le debe violentar ni tocar sin consentimiento. El problema es que a las niñas se les enseña a gritar, en vez de enseñar que no es no. El problema no son los regalos en el día de la mujer, el problema es que el resto de los 364 días del año siguen los feminicidios, violaciones, acosos, explotaciones sexuales y persecuciones hacia la mujer.


En este sentido, el 8M no es solo una fecha de conmemoración, sino un llamado a la acción. A pesar de los avances, persisten desigualdades estructurales que afectan a las mujeres en todas las esferas de la vida. La lucha por la equidad no puede limitarse a discursos simbólicos, sino que debe traducirse en cambios tangibles en las políticas públicas, en la redistribución de la carga doméstica y en el reconocimiento del valor del trabajo de cuidado. 

La pregunta sigue vigente: ¿cuánto más debemos esperar para que la equidad deje de ser una utopía y se convierta en una realidad concreta para todas las mujeres? 

 

Foto tomada de: El país.


Referencias bibliográficas: 


Baines, B., Barak-Erez, D., & Kahana, T. (Eds.). (2012). Feminist constitutionalism: Global perspectives. Cambridge University Press.


El Tiempo. (2020, 7 de marzo). Cifras de representación política y laboral de las mujeres en Colombia.


Houghton, R., et al. (2020). ‘Ourworld’: A feminist approach to global constitutionalism. Global Constitutionalism, 9(1), 38-75.


Igualia. (s.f.). ¿Por qué generalmente los hombres tienen más y mejores oportunidades de participar en los mercados de trabajo que las mujeres? Igualia. https://igualia.com/blog/257-por-que-generalmente-los-hombres-tienen-mas-y-mejores-oportunidades-de-participar-en-los-mercados-de-trabajo-que-las-mujeres


La Nación (Redacción). (2025, 8 de marzo). Día de la Mujer: por qué se celebra el 8M. La Nación. https://www.lanacion.com.ar/sociedad/dia-de-la-mujer-por-que-se-celebra-el-8m-nid07032025/


Observatorio Colombiano de las Mujeres. (s.f.). El trabajo doméstico y el cuidado en Colombia. Observatorio Colombiano de las Mujeres. https://observatoriomujeres.gov.co/archivos/publicaciones/Publicacion_35.pdf


ONU Mujeres Colombia. (s.f.). Las mujeres en Colombia. ONU Mujeres.

Registraduría Nacional del Estado Civil. (2024, 26 de agosto). Persiste brecha de desigualdad en la representación política de las mujeres en Colombia.


Salander33. (2024, marzo 8). [Motivos para ir al 8M] [Video]. TikTok. https://www.tiktok.com/@salander33/video/7479124500722896150


Valora Analitik. (2024, 1 de diciembre). Situación de las mujeres en Colombia ha mejorado, pero siguen siendo más pobres.

 

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