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Más allá de las etiquetas: La realidad del conflicto palestino-israelí

A las 12:00 hora de Tel Aviv, las alarmas sonaron, marcando el inicio de un ataque sin precedentes en la larga historia de tensiones entre Israel y Gaza. El sábado 7 de octubre de 2023, grupos armados de la Franja sorprendieron a Israel con una operación audaz que incluyó la infiltración de hombres armados, secuestros y una intensa descarga de cohetes. Un evento que desencadenó una guerra abierta en cuestión de horas. En respuesta, Israel emprendió una serie de ataques aéreos contra numerosos objetivos en la Franja de Gaza. La cobertura mediática de este conflicto ha dado lugar a una multiplicidad de opiniones.


La polarización que a menudo se perpetúa al simplificar el conflicto en términos de 'buenos' y 'malos' no hace más que distorsionar una historia repleta de matices y complejidades. Para comprender verdaderamente la situación, es fundamental trascender las narrativas mediáticas que tienden a distorsionarla. Explorar el trasfondo histórico se convierte en un paso esencial para apreciar la magnitud de este conflicto. Sólo al considerar las décadas de tensiones, acuerdos rotos y disputas territoriales, se puede obtener una visión más completa de lo que realmente está en juego en la región.

A pesar de la larga historia de conflicto entre Palestina e Israel, la situación actual va más allá de las cuestiones que han sido el centro de debates anteriores. Si bien aspectos cruciales como el derecho histórico al territorio, reclamado tanto por la comunidad judía como por la comunidad árabe; la creación y el reconocimiento del Estado de Israel en 1948; el control de Jerusalén; la delimitación de las fronteras; el estatus de los territorios ocupados por Palestina (que incluyen Cisjordania y la Franja de Gaza), han sido temas centrales en el conflicto, la situación actual parece ser diferente. No solo estamos presenciando la primera ofensiva en años por parte de un grupo palestino, sino también el inusual involucramiento de diversas potencias, tanto regionales como mundiales, y sus respectivas respuestas ante la situación.


En varios medios de comunicación (e incluso en el caso colombiano con el presidente), se ha tendido a simplificar la complejidad del conflicto, adoptando una narrativa que divide a las partes en 'víctimas' y 'victimarios' o 'buenos' y 'malos'. Esta aproximación no solo desinforma al público, sino que también ha generado que se normalice la difusión de imágenes violentas que muestran a las diversas víctimas del conflicto. Lo cual, lamentablemente, han avivado prejuicios y discriminación hacia la comunidad judía (antisemitismo) y, a su vez, hacia todo el pueblo palestino.

Es importante recordar que, a pesar de la percepción generalizada en la actualidad, el sionismo no es un movimiento "negativo" o "malévolo". Se trata de un movimiento nacionalista que busca la creación de un Estado judío y democrático en la “Tierra Prometida”, que se encuentra en la Palestina histórica (Amnistía Internacional, 2023). De la misma manera, es importante aclarar que la estigmatización que ha sufrido el pueblo palestino, parte de la idea errónea de establecer que Hamás (una organización palestina que combina elementos políticos, militares y religiosos, que debido a su participación en actos de violencia fue designada como una organización terrorista por varios actores de la comunidad internacional) es un representante de los intereses palestinos.


Es innegable que Hamás ha desempeñado un papel significativo en la política palestina y ha gobernado la Franja de Gaza desde 2007. Sin embargo, no se han celebrado elecciones adicionales desde ese entonces, y, por ende, esta organización no puede ser considerada como la representante de los intereses palestinos. Inclusive, la misma Autoridad Nacional Palestina (ANP), que gobierna Cisjordania y es liderada por Mahmoud Abbas, ha declarado múltiples veces que “Hamás no es el gobierno palestino”.


El conflicto palestino-israelí es un tema de profunda complejidad y larga data que requiere un enfoque cuidadoso y equilibrado para comprender completamente sus dinámicas. La polarización y la estigmatización solo perpetúan la discordia, y es crucial que se tomen medidas concretas para mitigar el sufrimiento de los civiles atrapados en la zona de conflicto. Se necesita con urgencia un cese al fuego en Gaza y el acceso humanitario sin restricciones para garantizar que los civiles dejen de ser víctimas de la violencia. Además, es esencial que los líderes de otros países eviten adoptar posturas polarizadas y busquen una posición equitativa que permita avanzar hacia una solución pacífica. Las relaciones exteriores con las partes involucradas en el conflicto deben manejarse de manera que se promueva el diálogo y la diplomacia, en lugar de profundizar las divisiones.

Además, es importante comenzar a diferenciar entre los diferentes actores involucrados en el conflicto para evitar la estigmatización de comunidades enteras. No todos los individuos en una comunidad respaldan necesariamente las acciones de los grupos políticos o militantes, y la generalización solo perpetúa la hostilidad y el prejuicio. La búsqueda de una solución justa y duradera para ambas partes sigue siendo un desafío crítico, y la comunidad internacional juega un papel fundamental en el camino hacia la paz y la coexistencia en la región.



Referencias:

España, A. I. (s. f.). Ocho claves para entender el conflicto palestino-israelí. Amnistía Internacional Sección Española. https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/blog/historia/articulo/ocho-claves-para-entender-el-conflicto-palestino-israeli/


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