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Rector, dese cuenta

Desde que la crisis institucional estalló en la Universidad del Rosario, el rector Alejandro Cheyne se ha mostrado errático y desconectado en cada una de sus intervenciones. La ligereza y vaguedad en la manera de hablar, la utilización repetida de términos trasnochados (bien común, proyecto de vida, corazón rosarista), el tono alejado con el que se dirige a la comunidad… demuestran, ante todo, una desconexión total.


El rector parece no darse cuenta de que los despidos crearon un ambiente de zozobra, que los conflictos de interés son difíciles de digerir, que la falta de comunicación lo terminó aislando del profesorado y de los estudiantes, que las personas a quienes despidió iban a reaccionar… y tal vez lo más importante: ignora, después de 6 años, el sentimiento latente de hastío hacia su modelo de universidad, incapaz de adaptarse a las demandas de la comunidad universitaria. Una comunidad que demanda más sinceridad y cercanía.


Esta abstracción total ha sido alimentada por un círculo cercano, que no ha sido capaz de poner en perspectiva lo que pasa en El Rosario. Sus colaboradores más próximos hablan un idioma diferente al del común de los estudiantes, profesores y egresados. Prueba de ello, los ligeros comunicados emitidos por los decanos (no todos) y por los colegiales, el insípido video institucional de respuesta, los comentarios a publicaciones en redes… nadie parece darse cuenta de que la rectoría está bajo amenaza.


Rector, por favor, considere que su plan no es infalible. No le reprochamos su convencimiento, la idea de que la universidad va por buen rumbo. Al final, el liderazgo requiere de cierto grado de obstinación. En ese caso, defienda su proyecto de manera férrea, pero sin subestimar la inteligencia de quienes lo cuestionan. Nos ha querido hacer creer que todo consiste en una amenaza externa. Por favor, ténganos en más alta estima.


Como última petición, abra los espacios de diálogo. En el peor de los casos, si no logramos hacerlo cambiar de opinión, habremos logrado que entienda que esto viene de adentro, y que la Universidad demanda un cambio mucho más profundo y trascendental que el que usted tiene en mente. Denos esa oportunidad, prometemos ser lo más sinceros posible.


Con el corazón hinchado de orgullo rosarista,

Un estudiante al que le quedan 4 semestres para acabar Jurisprudencia.

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