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Un presidente que sigue sin asumir

Se completan tres meses de la posesión de Gustavo Petro como presidente de Colombia. Tres meses que han parecido más, pues el bombo que se le ha dado desde que comenzó la campaña es pocas veces visto en la política de este país. No había, ni siquiera, llegado el 7 de agosto y ya lo culpaban del desempleo de junio, del precio del dólar, de hurto en tal barrio, de la sequía en este municipio y hasta de los problemas de relaciones exteriores que tuvimos en el gobierno de Iván Duque.


Cualquiera que tuviese un mínimo de raciocinio entendía que aquello no era más que las consecuencias de un dirigente que pasó cuatro años "aprendiendo" a ser presidente. Sin embargo, a tres meses del gobierno, Petro actúa igual a aquellos que tanto criticó desde la comodidad de su silla en el Congreso, o desde su populismo recalcitrante tan típico del dirigente colombiano que jura ser la luz en medio de la tiniebla.


Tres meses donde cada declaración genera una manifestación, una pelea, una subida del dólar. 90 días donde hemos visto a las grandes "lumbreras" de este país, como la ministra de Minas, Irene Vélez, que está "aprendiendo" sobre su sector, que jura que en algún punto hay un déficit de 10.000 billones de pesos.


Una presidencia donde el ministro de Justicia, Néstor Osuna, propone que si le roban el celular, el ladrón le pague otro y hasta le ponga plan de datos. O donde el canciller, Álvaro Leiva, mucho no entiende de la diplomacia, pues sus declaraciones sobre el gobierno anterior, el proceso de paz y la guerra contra las drogas lo dejan ver cómo un simple adulto mayor cascarrabias sin sentido común. Por no hablar de los sobrecostos de las "cositas" que compró la presidencia donde prácticamente culpaban al director del DAPRE, Mauricio Lizcano.


Vamos tres meses en los que el Presidente deja plantado a todo el mundo o si de milagro llega lo hace tarde. Dejó plantados a los alcaldes de Colombia que llegaron a Palacio para reunirse con él. No llegó a la posesión de la policía y ejército, llegó tarde a la reunión con los taxistas, le ha inclumplido a los mineros, no llegó a la reunión con el presidente Biden y su ego enarbolado lo puso a decir "yo no soy de los presidentes que persigue al presidente de Estados Unidos hasta el baño", no llegó a la foto de los dirigentes en la COP27 llevada a cabo hace pocos días en Egipto.


Van poco más de 100 días de gobierno y Gustavo Petro no hace más que tirar discursos vacíos cual político en campaña prometiendo, jurando y diciendo que va a hacer, a montar, a reconstruir y hasta volver a fundar este país; y como dice la frase coloquial: "mucho tilín tilín y nada de paletas". ¿Dónde están los mega proyectos?, ¿dónde está la planeación?, ¿dónde está el político que prometió acciones concretas? Parece ilógico pedir resultados a menos de un año, pero fue él mismo quien se puso una vara altísima a la hora de dirigir este país. Acabaron sacando una reforma tributaria sin mayor norte, porque los artículos que verdaderamente se necesitaban se acabaron desmontando, como el impuesto a las iglesias o la grabación de megapensiones. Primero que era de 25 billones, la bajaron a 22 y hasta se habla que no acabarán recaudando ni 20 billones. Es una reforma hecha a gusto y comodín de los ramplantes senadores de los partidos tradicionales que se colgaron la bandera del 'progresismo' a conveniencia y que tanto Petro como los feroces seguidores del presidente que lo aclaman cual imagen sagrada y prócer de la patria les encanta llamar "gobernabilidad". Porque en los tiempos de Gaviria, Samper, Pastrana, Uribe, Santos y Duque a ese acto de poner a todo el Congreso de su lado para que voten como yo les digo se conoció como mermelada y corrupción, pero como asumió el adalid de América Latina es simplemente para "darle al pueblo lo que tanto necesita".


Es entendible que con los proyectos ambiciosos que busca perseguir se necesite tiempo, pero también le hago un llamado a la coherencia. Por ahí dice la frase que “el que mucho abarca, poco aprieta'. Comience a darle el giro que tanto usted como sus electores le piden al país, pero con acciones concretas, con realidades, no con el ego que ha mostrado desde su entrada a la política.


Lo anterior no lo digo con miras de ser un opositor sin sentido común, como la horda de inocuos del Centro Democrático que más que ser oposición, son, más bien, un chiste cada que hablan de usted. Se lo digo como un joven colombiano al que le preocupa que su país cada día tenga menos orden, menos control, que ve como vamos a 1.000 km/h en una autopista y su piloto no entiende qué está haciendo ahí sentado. Le propongo que se despierte del sueño de ser presidente, porque lo buscó desde el 2010 y hoy tiene lo que tanto quería, hoy tiene el poder de la nación en sus manos. Le llegó la hora presidente Petro que ASUMA qué es eso, es el Presidente de este país. Ya no más discursos de campaña, incumplimiento, ministros a dedo. Usted es la cabeza de esta nación, compórtese como tal.



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