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Diet culture y otras formas de engañarnos

Las dietas restrictivas en realidad no garantizan resultados a largo plazo y afectan la salud física y mental de las personas. Pero nos cuesta creerlo. Es mucho más fácil pensar que existe una forma de alimentación o pastillas mágicas que nos lleven a un “peso perfecto”, pero la realidad es que las investigaciones son claras: el 95% de las dietas fallan, no son sostenibles e impactan negativamente nuestra salud.


La Cultura de la Dieta o ‘Diet Culture’ es un sistema que promueve la delgadez como único modelo de cuerpo saludable. Una de las consecuencias directas de las dietas, de acuerdo con investigaciones, es el Weight Cycling o ciclo de peso, que funciona como “yo-yo” y puede ser muy peligroso para las personas. Otras consecuencias de esta cultura promotora de dietas restrictivas como estilo de vida son la depresión y la ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria, obesidad, riesgo de diabetes, problemas hormonales, enfermedades coronarias, entre otras afecciones.


En una entrevista, la psicóloga clínica María Alejandra Serrano Moraga, afirma que la Cultura de la Dieta es un sistema que promueve la delgadez como sinónimo de salud, convence a las personas de entrar en planes de alimentación restrictivos y que “es un negocio que se beneficia de nuestras inseguridades e ignora evidencia científica que expone su improductividad”, en palabras de la profesional.


La ‘Diet Culture’ es un sistema que “adora la delgadez, la equipara con la salud y le da un valor moral superior”, de acuerdo con Christy Harrison, periodista, máster en salud pública y dietista especializada en desórdenes alimenticios.


Este negocio, además, “promueve la pérdida de peso como solución milagrosa para alcanzar el estereotipo de cuerpo ‘perfecto’ que vende el mismo sistema”, de acuerdo con Moraga, y tiene ingresos de más de 58 billones de dólares (solo en Estados Unidos) y una tasa de fracaso del 95%; de acuerdo con los investigadores Lindo Bacon y Lucy Aphramor. Es decir: las dietas no son sostenibles en el tiempo.


En esta industria, es común utilizar el índice de Masa Corporal (IMC), que determina si la persona está sana o no de acuerdo su peso y estatura. Esta medida estandarizada “es reduccionista, pesocentrista y no tiene en cuenta que la salud depende de múltiples factores y que puede verse de múltiples maneras. No hay una sola salud”, de acuerdo con la psicóloga Serrano Moraga.


Una recopilación realizada por la empresa GoInvo, dedicada al diseño de soluciones digitales innovadoras en la medicina, muestra que hay más de 120 factores que determinan la salud de una persona. El 36 % de estos se relacionan con conductas individuales, de las que solo dos son dieta y ejercicio. El resto de factores ocurren en la esfera externa de la persona: circunstancias sociales, genética, ambiente, entre otros.


La creencia de que el único cuerpo saludable es el delgado se llama salutismo, una idea que motiva el Weight Cycling, a través de saltos entre dietas. De acuerdo con Serrano, cualquier cuerpo que difiera de ese ideal y consuma alimentos etiquetados como malos, será rechazado porque va en contra de la moral institucionalizada por esta ‘Cultura de la Dieta’, que piensa que los cuerpos gordos no tienen voluntad, están enfermos y son motivo de inseguridad.


Este enfoque invita a trabajar por un cuerpo perfecto preestablecido. Para lograrlo, lo importante es el fin y no los medios: dietas, cirugías, pastillas, masajes, tratamientos endocrinos, etcétera. “Esta cultura genera inseguridades y nos hace creer que nuestros cuerpos son el problema. Luego, nos ofrece mil opciones para bajar de peso, sin importar los riesgos”, afirma Serrano.


Investigadores como Bacon, Aphramor, Katie Carpenter, Janet Polivy, entre otros, han probado que es más riesgoso para la salud física subir y bajar de peso constantemente (Weight Cycling) y que las personas con sobrepeso (no obesidad) podrían presentar un riesgo de mortalidad hasta un 6 % menor que aquellas con peso “normal”, contrario a las creencias generalizadas.


“Las dietas no funcionan, no por ti, sino porque la salud y bajar de peso no depende sólo de fuerza de voluntad. Nuestra biología no se diseñó para cooperar con nosotros para perder peso. La teoría del set-point lo dice: nuestro peso tiene un sentido, (…) no es un tema de hábitos (...), debemos entender que hay ciertas cosas no modificables”, comenta Camila Serna, coach y escritora especializada en los TCA. La teoría del set-point explica que “el peso corporal se establece biológicamente por un sistema (…) que modula la alimentación y gasto energético para mantenerlo en un nivel determinado”, de acuerdo con Antonio Laguna, licenciado en nutrición.


Estar sano no depende de la dupla dieta/ejercicio o del peso. En la salud confluyen distintos factores que escapan nuestro control. Por esto, más del 95 % de las dietas fallan.


Así mismo, se ha probado que existen implicaciones en la salud ligadas a la ‘Diet Culture’. Sobre esto, la psicóloga clínica María Alejandra Serrano, recuerda las posibles consecuencias, físicas y mentales, de llevar una vida de dietas cíclicas y restrictivas de alimentos.


En cuanto a salud mental, se puede generar un estado de ánimo fluctuante ante la falta de nutrientes que afecta nuestros centros emocionales; irritación constante; ansiedad general clínica; depresión; trastornos obsesivos compulsivos; dismorfia corporal; pérdida de concentración y atracones como respuesta biológica de supervivencia, afirma la psicóloga.


Por otro lado, Serrano comenta que comer poco o restringirse en alimentos puede afectar la salud física: el corazón puede debilitarse; la presión arterial baja a niveles peligrosos; pueden generarse úlceras en las piernas; sensación de frío extremo; problemas hormonales relacionados con la pérdida del deseo sexual y la menstruación; pérdida de cabello; la piel puede mostrar síntomas de envejecimiento prematuro, entre muchas otras consecuencias.


Las anteriores afecciones; ligadas a las dietas, comer poco o saltarse comidas, llevan a la falta de glucosa o niveles de azúcar bajos en la sangre y a la entrada de una cantidad mínima de nutrientes para el cuerpo, afectando la salud física y mental de forma peligrosa.


“Absolutamente nada bueno ha salido de esta cultura de las dietas. La salud es más que una fórmula y la vida está es para vivirla, no para vivir en función del peso”, sentencia Serrano Moraga.









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