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Las estudiantes vs. El síndrome de la impostora


I gave my blood, sweat and tears for this.

—Taylor Swift


La primera vez que oí sobre el síndrome de la impostora fue gracias a una entrevista de Emma Watson para British Vogue en 2019. En la entrevista, la actriz revelaba cómo presentarse al público como representante del movimiento feminista en un discurso para la ONU derivó en constantes dudas sobre si merecía o no lo que había logrado hasta el momento.


Para cuando vi la entrevista, aparte de la inquietud que me causó, no le di mucha relevancia; estaba en décimo grado, una época en la cual es fácil sentirse invencible, sentir que podemos sortear cualquier reto. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, conforme asumimos más retos y nos enfrentamos a más realidades sociales, más propensas nos volvemos a tener dudas sobre el significado de nuestros logros y la forma en que los conseguimos. Sé que especialmente en esta época, después de terminar parciales, más de una estudiante debe estar padeciendo este síndrome, por lo que mi intención en estas líneas es visibilizarlo y, de alguna forma, decirles “no están solas”.


En el proceso de redacción de este artículo, me di cuenta de que, incluso siendo algo tan común, son pocas las personas que comprenden qué es y cuál es el alcance del síndrome de la impostora, por lo que será mejor empezar por lo primero: ¿qué es el síndrome de la impostora? Este es un trastorno derivado de la falta de confianza, el cual lleva a las personas a una constante insatisfacción causada por cuestionamientos que estas se hacen a ellas mismas sobre sus propios logros.


Una persona con síndrome de impostor tenderá a atribuir estos logros a la suerte o a la incidencia de otras personas en ellos, dejando de reconocer sus propios méritos en la consecución de sus metas. Ahora bien, es importante aclarar que este no es una patología que padezcan específicamente las mujeres, sin embargo, es más común que este se presente en ellas, debido a estereotipos que replican, por ejemplo, la idea de que las mujeres no deberían ocupar cargos de poder o conseguir el éxito en aspectos profesionales. En palabras de Michelle Obama, “[l]as niñas y las mujeres llevamos tantísimo tiempo escuchando que nuestro sitio no está donde se toman grandes decisiones que, cuando conseguimos llegar a esos sitios, no paramos de cuestionarnos una y otra vez”.


En la práctica, el síndrome de la impostora puede presentarse de distintas maneras. No obstante, los expertos lo han clasificado en cinco manifestaciones. Estas son: “la perfeccionista”, que hace referencia a altos niveles de autoexigencia; “la experta”, que se basa en la tendencia a dudar de las habilidades propias y el sentimiento de “no saber suficiente”; “la superwoman”, que siente la necesidad de demostrar su valor por medio de esfuerzos gigantescos que la llevan a asumir tareas que, en principio, no le corresponden; “la yo lo hago todo", que refiere al miedo a demostrar debilidad si se pide ayuda; y, por último, “la genia”, quien lidia con altos niveles de frustración, debido al miedo al fracaso y la necesidad de ser la mejor en todo ámbito.


En momentos tan frustrantes como los que puede acarrear la vida universitaria, es común que nos sintamos insatisfechas con nuestro rendimiento o con los resultados que obtenemos. Es común que luego de un parcial en el que logramos una buena calificación, consideremos que esta se debe a que las preguntas no fueron muy difíciles o a que alguien más nos ayudó a estudiar. Es común que, por el contrario, si no obtuvimos el resultado que esperábamos en un examen, tendamos a pensar que se debe a que no nos esforzamos lo suficiente o no hicimos las cosas de la manera correcta. Sin embargo, muchas veces desestimamos el resto de los factores que pueden incidir en el resultado de, por ejemplo, un parcial.


Este artículo solo busca invitarlas a dar el primer paso para dejar de lado el miedo al fracaso, a que descubran que no somos perfectas, pero, especialmente, a dejar de ser nuestras mayores enemigas. Sé que, como yo y muchas otras estudiantes, muchas veces se han sentido insuficientes ante los retos de la vida universitaria. Ante esto, solo quiero recordarles una cosa: sí son capaces.



Bibliografía


Cadoche, É & Montarlot, A. (2021). El síndrome de la impostora: ¿por qué las mujeres siguen sin creer en ellas mismas? México: Editorial Planeta.


Fernández, M. (2021). Síndrome de la Impostora. Awen: Centro de Psicología y Salud Emocional. Disponible en: https://awenpsicologia.com/sindrome-de-la-impostora/



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